La limpieza facial es sinónimo de lucir una piel sana y saludable.
Sin una piel limpia y sin impurezas cualquier tratamiento no surtirá los efectos deseados, incluso pueden resultar ineficaces.
Es aconsejable limpiar nuestro rostro 2 veces al día:
Por la mañana, ya que durante la noche las células de nuestras piel trabajan más rápidamente y aumenta nuestra secreción hidrolipídica.
Y otra por la noche, para eliminar todas esas impurezas que se acumulan durante el días (restos de maquillaje, polución, humos, … etc.).
Un complemento indispensable para una buena higiene facial son los peelings, ya que éstos nos ayudan a limpiar nuestro rostro en profundidad, eliminando células muertas y favoreciendo la regeneración celular.
Es indispensable elegir bien los productos que vayamos a utilizar, dependiendo de nuestro tipo de piel, para no alterarla y evitar problemas mayores.
Nuestro dermatólogo es el experto que nos puede ayudar a la hora de elegir el tratamiento adecuado a nuestro tipo de piel.